Gabriel Valdez, de Berisso, se la ganó en un sorteo que realizó el Club y la ofreció a cambio de naranjas para ser entregadas a las ollas populares impulsadas desde la Institución.
La pandemia trajo grandes problemas económicos. De eso no hay dudas. Pero también provocó que saliera a la luz la solidaridad de muchas personas con el único objetivo de ayudar a los que más lo necesitan en estos tiempos.
Gabriel Valdez es uno de ellos. Vive en el Barrio Náutico de Berisso y es simpatizante de Villa San Carlos, club que milita en la Primera B.
Hace unas semanas atrás y con motivo del Día del Niño, la Institución realizó un sorteo de una camiseta. Y Gabriel no dudó en participar con la intención de hacerse del premio para dársela de regalo a su hijo. Y la ganó. Pero no se la quedó, sino que, por iniciativa de Palo Cabrera, su amigo, decidió cambiarla por cajones de frutas para donarla al Club que todos los sábados realiza ollas populares -en distintos barrios de la ciudad- para que los vecinos reciban una colaboración en momentos de crisis.

Agencia DLC habló con el protagonista y contó que “la final -del sorteo- se dio por una elección entre cuatro personas, la cual gané por votación del público. Una de estas personas con las que competí fue Pablo Cabrera, quien me compartió la idea e iniciativa de hacer un intercambio entre el premio y cajones de frutas para llevar al club quien se lo acercaría a los comedores, actividad que se realiza desde el comienzo de la pandemia. La idea me pareció muy buena y no lo dudé. De inmediato me sumé a esta propuesta. Poder dar una mano a aquellos que lo necesitan es algo que todos podemos hacer, aunque sea mínimo el gesto, todo suma” declaró Gabriel a Agencia DLC.
Mucho tuvo que ver Pablo Cabrera, otro hincha “villero” con el cual comparte amistad. Fotógrafo aficionado, Pablo junto con amigos e hinchas, forma parte del equipo de “Avantibarrilete”, un medio no oficial que cubre las actividades de San Carlos desde hace casi 9 años a puro pulmón.
Agencia DLC también habló con Pablo por ser el ideólogo de la iniciativa que merece ser contada y afirmó que “lo del canje se dió de una charla con Gabi. Los dos estábamos participando de un concurso que largó el club y el ganador fue Gabi. Le mandé mensaje para saludarlo y le comenté que iba a hacer si yo ganaba la camiseta y ahí mismo a Gabi y a su hijo Genaro les gustó la idea”.
Fue así que ambos se pusieron en campaña y ofrecieron la camiseta a cambio de cajones de frutas o verduras para ser donado a la olla popular que vienen realizando desde el Club todos los sábados para ayudar a los más necesitados.

Es ahí que aparece en escena Braian Barbe, otro “villero” que se comunicó con el ganador del sorteo para ofrecer cuatro cajones de naranjas a cambio de la camiseta y así ayudar para cumplir con el objetivo planteado desde un inicio.
Gabriel sabe que hay familias a las cuales se le está haciendo difícil llevar la cuarentena en lo económico, por eso no dudó en colaborar. Y hacerlo gracias al club de sus amores, tiene un saber especial.
“Es algo muy gratificante, que llena el alma. Pero no quiero dejar de nombrar a todos aquellos que ponen su solidaridad a diario, juntando alimentos, cocinando y llevando a los comedores, son quienes se pusieron al hombro esta crisis que estamos pasando, ayudando siempre a quienes más lo necesitan” afirmó Gabriel.
Por su parte, Pablo detalló el trabajo que vienen haciendo desde el club, donde “hay un grupo de chicos que junto a los jugadores y dirigentes están haciendo una movida solidaria desde que empezó la pandemia, para ayudar al que menos tiene. Y para darles una mano a ellos que son los que todos los fin de semana hacen semejante movida, se nos ocurrió canjear la camiseta por 4 cajones o más de fruta. Los comedores reciben comida y queríamos aportar algo que viene bien para ayudar, se van con un plato caliente y una fruta de postre”.
Un gran gesto de ambos. Pero no conforme con eso, ahora tienen como idea volver a repetir la campaña para el próximo fin de semana de manera tal que puedan seguir colaborando con los vecinos de la ciudad, sin importar los colores.